"Puede que no seamos los mejores, pero definitivamente no somos como el resto"

Wednesday y Eddie.

 

Wednesday y Eddie eran los más extraños de la ciudad, pero no les importaba. Ella, siempre vestida de negro, amante de los días grises y los silencios, encontraba en Eddie el caos perfecto. Él, con su sonrisa despreocupada, era la tormenta que rompía con la monotonía.

En la colina al borde de la ciudad, solían compartir silencios profundos, mirando la vida desde la distancia. 

"Puede que no seamos los mejores," decía Eddie.

"Pero definitivamente no somos como el resto," respondía Wednesday, segura de que ser diferentes era su mayor fortaleza.

Porque para ellos, no se trataba de ser los mejores, sino de ser auténticos, y en eso, no había competencia.